jueves, marzo 17, 2016



Los trastes sucios y los días se multiplican y acumulan sin manera de hacerlos parar.  Aunque como el río de Heráclito, nunca son los mismos; no hay singularidad en ellos que diluya su densa repetición.




1 comentario:

Adorian dijo...

es una observación muy profunda de algo tan cotidiano