jueves, septiembre 28, 2006

miércoles, septiembre 27, 2006

viernes, septiembre 22, 2006

el olvido

Sales de la casa. Nuevamente olvidas tus llaves. Afuera la gente anda. Te preguntas quién más habrá olvidado algo en casa. Quién como tú evitará regresar pronto para no enfrentarse a las consecuencias del olvido. El olvido. Nuevamente se ha apoderado de tu casa. No te deja partir sin llevarlo en alguna forma. Hoy fueron las llaves. Ayer, ¿Qué fue?. Andas tu camino programado. Vives tu día. Aparece la tarde. Desaparece el sol. Algo te inquieta. Es hora de volver. Tus pasos no son firmes. Subes las escaleras. Has logrado entrar al edificio junto con un vecino. La puerta cerrada te ha esperado. Te acompaña. Sentada en las escaleras esperas. Esperas limpiando tu bolso. Esperas leyendo el periódico. Esperas impaciente que alguien llegue a abrir la puerta. Te levatas. Andas dos pasos y recuerdas, de súbito, que vives sola.

Tomado de Anécdotas de mujeres urbanas. publicado en 1977 por la Universidad de Colombia.
Hubo una vez...

Hubo una vez un poema que hablaba sobre las rosas, sus pétalos y sus hojas. Lo escribí para mi mamá, comparaba los pétalos con sus ojos y las hojas con sus labios. Todos rieron de los ojos rojos de mi mamá y de sus labios verdes. Se me perdonaba, tenía cinco años. Luego escíbí un cuento de fantasmas y tesoros, se me toleraba, tenía ocho años. Después fue un diario lo que me ocupaba.

Luego vino la gran depresión y lo perdí todo. Todo deseo de leer o escribir. Todo. Ahora ando con el deseo de recuperalo. Ando de cuclillas buscando pieza por pieza del rompecabezas que soy. Ya llevo una orillita.

jueves, septiembre 21, 2006

Por ser bueno hay que pagar el mismo precio que por ser malo, que hay que pagar lo que cuesta. Y los que no pueden rechazar la cuenta cuando se les presenta son los hombres buenos. Como el hombre honrado que juega, no pueden rechazarla fundándose en que no hay modo de obligarlos a pagar. Los malos pueden rechazarla, por eso nadie espera que la paguen en el acto, ni nunca. Pero los buenos no pueden. Es posible que se tarde más tiempo en pagar por ser bueno que por ser malo. Faulkner.
Querido blog, cuándo recibirás un comentario?
Un día

Un día mi abuela tocó a mi puerta y entró a mi departamento sin decir nada. Miró a su alrededor mientras que la luz entraba por la ventana de la cocina dando un tono cálido a la paredes blancas y altas. Luego se fue. Todo fue muy extraño pues sucedió dos meses después de que la enterráramos.

miércoles, septiembre 20, 2006

Lo políticamente incorrecto

Cuántas veces se puede perder la misma cosa? Me pregunto después de llegar y escuchar un mensaje en la contestadora de la que me abandonó por irse a Canadá.
Quisiera haber corrido a devolverle la llamada y decirle que a pesar de su locura me hace falta. Pero nuevamente he perdido el papelito en que anoté su número. Han sido tantas veces que me lo dan... sus hermanas, su mamá, el que se la llevó y ella misma pero sigo perdiéndolos, tal vez de esa manera creo que su ausencia no existe, que no existe ese teléfono con tantos números y que tal vez ella sigue aquí con su locura.

Sé que lo políticamente correcto es estar feliz por ella, pero a mí me acomoda más negar la realidad.
Reseña sobre Friends with money

Por patético que parezca me senti altamente identificada con Olivia.
Reseña de Murmullos del Páramo

Llegamos tarde a la sala Nezahualcoyotl. El tráfico, la lluvia, todas esas variantes en la vida. Pero no podíamos despreciar los boletos, aquellos que me gané por contestar una trivia que venía en La Jornada. Dos horas de fragmentos leídos de Pedro Páramo Voces, cantos y danza butoh. Salí pensando que yo no tenía mucho que decir: mi poca sensibilidad, mi ignorancia sobre el tema, así como el hambre me impidieron apreciarla como seguramente se merece. Pero qué se yo? Por su parte E. salió fascinado, le encantó. No cabe duda que una pareja puede llegar a sorprender cuando uno menos lo espera.

viernes, septiembre 15, 2006




el fantasma de la calle saudae
Votos renovados

Cruzamos la ciudad para verla, a la gran filósofa de la ciencia. Una vez más se ha mudado, al parecer esta es la definitiva. Subimos entre edificios y árboles hasta llegar a la cerrada donde amanece cada día con F. Otro cumpleaños que celebrar, ya han sido tantos... Seguimos siendo las mismas, lo pienso sin decirlo. Estudiábamos fotografía juntas, también juntas comíamos mazapanes y soñabamos con el amor en silencio.

Finalmente una a una fuimos cayendo. No recuerdo quién fue la primera. La gran filósofa de la ciencia se enamoró profundamente de uno que leía a Benedetti y que asistía a marchas, luego rompió su corazon. La de lindos chinos seguía enamorada de los sueños, de ir a Italia y de enamorarse de un italiano, todo esto entre amores fugaces hasta que conoció al padre de luka y se enamoró. Yo también tuve mis historias, también me enamoré y también rompieron mi corazón y luego llegó E.

Todo esto sucedió entre café y café; al que acudíamos a ponernos al tanto. La gran filósofa de la ciencia siempre mudando de domicilio y callando secretos. Yo subía de peso luego lo bajaba, cortaba mi cabello y lo teñía. La de lindos chinos cambiaba de sueños los simplificaba o los complicaba. Cada vez ante una mesa renovábamos nuestros votos "Y seré tu amiga en las buenas y en las malas, en enfermedad o en salud , hasta que la muerte (puede ser de la amistad) nos separe" repetíamos sin saberlo al terminar nuestro encuentro ritualizado.

Ahora yo plancho mientras escucho ópera y escribo por las mañanas. La gran filósofa de la ciencia excava en pueblos lejanos y cocina comida árabe en su cumpleaños. La de lindos chinos sigue tomando fotos y cuida de Luka.

miércoles, septiembre 13, 2006

El día que Rufina conoció a Natasha o Todavía hay esperanza.

Sus miradas lo revelaban: eran unas desconocidas. A qué había venido ese ser tan distinto, se preguntaba Natasha, quién era, qué quería, esas preguntas la perturbaban. Rufina ya había visto otros como Natasha, la otra vez en el parque, pero no habían llamado su atención. Ahora era diferente, Natasha robaba la atención que consideraba le pertenecía.

Finalmente nos marchamos de casa de Gaby, donde vive Natasha, donde camina sobre parqué pulido y come gerber tres veces al día, donde cada vez que le toca baño le rocían sus orejitas con gotas para huron y donde roba las carteras de los visitantes. Salimos del departamento y al fin Rufina se siente libre aún cuando le pongo en su cuellito la correa junto a un hueso que lleva su nombre y el teléfono de la casa. Se le ve ahora contenta ha dejado de gruñir y ha optado por los ladridos para comunicarse.

Hace tiempo que Gaby y yo somos amigas, quisimos exterder la amistad. Ahora E. y J.A. también son amigos. Salimos de cuando en cuando a tomar café o a comer pizza. Pensé que la amistad sería extensiva también a nuestras mascotas. Su primer encuentro no fue fácil. Tal vez los hurones reservan su amistad a los humanos, tal vez los perros también. Tal vez algún día sean amigas y podamos salir los seis a caminar. Todavía hay esperanza.