Hubo una vez...
Hubo una vez un poema que hablaba sobre las rosas, sus pétalos y sus hojas. Lo escribí para mi mamá, comparaba los pétalos con sus ojos y las hojas con sus labios. Todos rieron de los ojos rojos de mi mamá y de sus labios verdes. Se me perdonaba, tenía cinco años. Luego escíbí un cuento de fantasmas y tesoros, se me toleraba, tenía ocho años. Después fue un diario lo que me ocupaba.
Luego vino la gran depresión y lo perdí todo. Todo deseo de leer o escribir. Todo. Ahora ando con el deseo de recuperalo. Ando de cuclillas buscando pieza por pieza del rompecabezas que soy. Ya llevo una orillita.
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