jueves, septiembre 21, 2006

Por ser bueno hay que pagar el mismo precio que por ser malo, que hay que pagar lo que cuesta. Y los que no pueden rechazar la cuenta cuando se les presenta son los hombres buenos. Como el hombre honrado que juega, no pueden rechazarla fundándose en que no hay modo de obligarlos a pagar. Los malos pueden rechazarla, por eso nadie espera que la paguen en el acto, ni nunca. Pero los buenos no pueden. Es posible que se tarde más tiempo en pagar por ser bueno que por ser malo. Faulkner.

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