martes, marzo 28, 2017
lunes, marzo 27, 2017
Escribo un cuento al que llamo "La no-mirada". En él, los personajes principales se encuentran en una reunión de amigos pero no se miran. Nunca cruzan miradas. Todos platican durante la cena, ellos también, pero los ven a todos menos entre ellos. Cuando uno de ellos interviene, el otro mira su copa o corta su carne, sucede lo mismo cuando el otro habla. Luego, unos van a la sala y se sientan, otros salen a fumar y otros van a la cocina llevando los trastes sucios. Todos se cruzan y mezclan sin notarlo. Sin embargo la distancia entre ambos personajes, –quienes antes se miraban insistentemente–, siempre está calculada, nunca se acercan demasiado. Desde hace tiempo no se miran. No es un acto casual. Al unísono lo acordaron la última vez que de frente se miraron a solo unos centímetros de distancia.
Nadie nota la no-mirada.
él: si pudiera pedir un deseo no pediría ser rico.
ella: yo tampoco
él: ¿qué pedirías?
ella: me gustaría ver mi vida como si fuera diez años más vieja.
él: ¿ver el futuro? ¿saber lo que en esos diez años va a pasar?
ella: no, solo me interesa la cualidad que dan los años. No quiero saber hechos exactos. Como ahora, que veo hacia atrás y todo se ve tan distinto. Así me gustaría ver el presente.
domingo, marzo 26, 2017
sábado, marzo 25, 2017
Tiempo para
perderlo, tiempo para añorarlo, tiempo para recuperarlo, tiempo para pensar en
posibles nombres de posibles hijos, tiempo para escribirlos, tiempo para
borrarlos, tiempo para matar a los hijos que no se tuvo, tiempo para llorarlos,
tiempo para sollozar el pasado, tiempo para sollozar el futuro, tiempo para
contestar llamadas, tiempo para colgar el teléfono tras un grito, tiempo para
escribir mensajes de texto, tiempo para ignorarlos, tiempo para juntar el agua
en cubetas porque vienen los tiempos secos, tiempo para dejar la piel bajo el sol,
tiempo para guardarse en la sombra, tiempo para meter los pies en vinagre y las
manos en sal, tiempo para chupar la cáscara de un mango, tiempo para endulzar
el agua, tiempo para exprimir limones, tiempo para almacenar aire en la boca,
tiempo para comprar paraguas, tiempo para reír en la noche, tiempo para
lamentarse de lo que se dijo, tiempo para planear el próximo discurso en el
próximo encuentro, tiempo para buscar una mirada, tiempo para voltear la
cabeza, tiempo para fingir dignidad, tiempo para vestirse de azul, tiempo para
temer y ser temido, tiempo para sacrificar, tiempo para resucitar, teimpo para dudar, tiempo para cargar al bebé que quiere irse con su madre,
tiempo para aventar las monedas, tiempo para caminar al carro, tiempo para ser
la persona que nunca se quiso ser, tiempo para pedir salsa valentina en las
papas, tiempo para torcerse una pierna, tiempo para evitar ir al dentista,
tiempo para mentir las mentiras, tiempo para releer el correo enviado, tiempo
para vagar por Facebook, tiempo para comprar por internet, tiempo para
felicitar en los cumpleaños, tiempo para vomitar, tiempo para no limpiar el
polvo acumulado, tiempo para abrir el grifo y ser agua.
jueves, marzo 23, 2017
viernes, marzo 17, 2017
Una tarde David se levanta de su cama y se asoma por la ventana. Se siente aburrido. Antes, cuando era un pastor, las horas de los días no le alcanzaban para cuidar de las ovejas y para practicar con su honda lanzando piedras. Pero ahora las horas son tantas y tan lentas. Después de haber vencido a aquel gigante que pensaba que la estatura se medía de los pies a la cabeza, ya no necesita practicar más la cuerda, ya hasta ha llegado a ser rey.
Se siente ocioso, el estupor de la tarde y la luz anaranjada lo incomodan. Mira nuevamente su reino para celebrar con la mirada lo más grande que tiene –y que es invisible–: la satisfacción que siente de sí mismo.
Si se hubiera levantado más temprano ese día o si hubiera ido al frente con sus tropas que luchan en su nombre, nunca hubiera visto a Betsabé tomando un baño. Nunca su reino hubiera sido tan diminuto ante la inmensidad de lo que no posee.
A David le pertenece el reino, más no lo que en él habita. La piel de Betsabe y su melena escurriendo de agua de río no son de él, –ni de Urías, su esposo, pero esto David no lo sabe–.
Rápidamente se apresura a mandar traer a Betsabe con él y luego manda matar a su esposo.–"No había otra opción" años más tarde, se repite todos los días a sí mismo–.
Fue tan fácil vencer a aquel gigante. Qué dificil es hacer crecer un espíritu pequeño. Qué pequeña es la valentía ante la imposibilidad del autocontrol.
jueves, marzo 16, 2017
miércoles, marzo 15, 2017
lunes, marzo 13, 2017
viernes, marzo 10, 2017
En la clase de Tai Chi el maestro nos pide que pongamos nuestra mente en blanco. Que nos vaciemos. Yo no puedo. Mis pensamientos siguen llegando a mí sin poder evitarlo. Caen uno a uno. Sin embargo, a diferencia del caos y capricho con el que con frecuencia simplemente llegan, durante la clase –que es como entrar a una burbuja esponjosa que no se rompe durante hora y media– se acomodan uno al lado de otro encontrando el espacio indicado, se encadenan y embonan, como bloques de tetrix.
Hoy, mientras partíamos agua imaginaria con las manos, tuve la misma sensación que experimenté el miércoles pasado en el homenaje a Duke Ellington. Mientras los músicos tocaban –uno de ellos un amigo muy querido– yo tenía la sensación de encontrar un delgado hilo dentro de mí que se prolongaba canción con canción.
Tank And The Bangas Perform "Rollercoasters" On GRAMMY Pro Buzzin'
"How does it feel to be the wind?"
jueves, marzo 09, 2017
lunes, marzo 06, 2017
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