martes, enero 03, 2017
Es un cliché y es normal sentirse pequeño ante la grandeza de la naturaleza. Es confuso y frustrante sentirse tan pequeño y temeroso ante lo diminuto y volatil de un ser microscópico.
En invierno las infecciones en las vías respiratorias y ojos son comunes. Los virus y bacterias se propagan facil y rápidamente. Llegan a los cuerpos sin aviso, los ocupan y perturban.
La gran fortaleza de estos seres es su tamaño. Imposibles de ver, no hay manera de protegerse de ellos. Uno puede lavarse las manos maniaticamente y aún así ser invadido de sus silenciosas e invisibles presencias.
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