lunes, noviembre 30, 2020

martes, noviembre 03, 2020

sábado, octubre 10, 2020

 

 Viajes

Cuando era joven, viajaba con gran frecuencia. Pasé más de diez años yendo y viniendo; en aviones, hoteles, hostales, calles, metros, autobuses, trenes, etc. Primero lo hice porque era parte de mi trabajo, luego, porque mi vida se fue configurando de esa manera. Hace varios años que logré parar. No extraño la sensación de enfrentarse a lo desconocido o de ver cosas nuevas o hermosas. Extraño experimentar climas distintos a los de la ciudad donde vivo y el entrar a un café o a un restaurant a tomar algo caliente después de un día de exploraciones. Mi olfato agradece el ya no enfrentarse al olor de los aviones.

Distancia

8 kilómetros, 350 millas, 30 metros, etc. Todo viaje implica una distancia. Esta siempre está en referencia a su punto de partida.  En mi caso, la distancia era confusa, no sabía dónde colocar mi punto de partida ni de llegada. ¿De qué me alejaba cuando viajaba? ¿A dónde llegaba?  Es difícil saberlo cuando la distancia que en ese momento me imperaba no era física sino interior. 

Palabras

Gran parte de mis esfuerzos al partir de algo, al irme, al huir ha sido alejarme de las palabras. Temo a su fuerza centrífuga con la que atrapan. Crean mundos que parecen reales y de los cuales difícilmente se puede escapar. Construyen sistemas de orden y jerarquía que salen de lo abstracto y se imponen en la vida diaria. Someten con su belleza y con la ilusión de posibilidad. 

Cuando estudiaba letras veía a mis maestros predicar un sistema a partir del metro y la rima. Organizar sus vidas alrededor de aliteraciones y écfrasis.  Eran como lazos que lanzaban y yo me dejaba atrapar. Daban color y aroma a mi existencia. Las ideas y las descripciones del mundo que las palabras alcanzan me conmovían, me hipnotizaban como nada más fuera de ellas. 

Pero muchas veces el manierismo frívolo se imponía. El tratar a la gente como idiotas solo por no tener un doctorado o por no conocer de memoria un verso famoso es muy común en la academia.

Con mis viajes quería huir no solo de ellas, sino también de ese absurdo sistema que se traducía en cuartillas y cuartillas de diminutas manchas uniformes que escondían el intento de sustituir universos. 

Cuando vivía en Francia, veía a mi roomie devorar libros y ser devorada por las horas del día que pasaba escribiendo y escribiendo. Temía volverme ella, temía no ser ella.

Imágenes

Luego me acerqué a las imágenes. No es un mundo mejor.

No hay manera de escapar 

Pero la realidad es que las palabras te escogen y te persigue: no hay manera de escapar.

Fronteras

La frase "cuando era joven" es una frontera. Es delimitarme. Poder escribirla me da tranquilidad. Dejar de intentar ser joven: dejar de sentirme obligada a actuar como se espera. La neurosis actual de mantenerse joven es un agobio, se convierte en ridículos y en frustraciones. 

Puedo escribir "cuando era joven" gracias a un ensayo que leí de Ursula K. Leguin. 

Para mí, dejar de ser joven es empezar a reconciliarme con las palabras. (Quería escribir más aquí pero por hoy no puedo, estoy muy conmovida, tengo que parar. Con estas palabras estoy descubriendo algo muy profundo para mí.  Hace falta continuar y autoeditar esta entrada y autocorregir el estilo pero no sé si hoy lo haga, no sé si algún día lo haga).




viernes, septiembre 25, 2020

https://soundcloud.com/nybooks/zadie-smith-speaking-in-tongues 

 

 "No vamos a poder hacer nada si no nos permitimos descansar, nos levantamos a las cuatro de la mañana y no nos acostamos hasta después de haber limpiado, alimentado, lavado, eso no es antes de las doce de la noche, quiero solicitar que en esta Ley Revolucionaria se incluya el derecho a descansar.*

*La publicación del escrito que contiene esta anécdota (ya ha pasado a serlo) es un ejemplo del tipo de publicaciones que surgen pegadas a la experiencia de mujeres marginales: es de poca circulación y efímera. El encuentro, llevado a cabo por Comunicación de la Mujer A.C.,fue un seminario cuyo producto fue el escrito "Reformas al artículo cuarto constitucional", México, 1996.

En Borderlands/La Frontera: el feminismo chicano de Gloria Anzaldúa desde las fronteras geoculturales, disciplinarias y pedagógicas de Marisa Belausteguigoitia.

 

 

 

sábado, septiembre 12, 2020

 

 

 

A June Jordan

 

Leo tus poemas y

lo único que quiero es tragarlos.

Imprimirlos en hojas carta blancas y 

luego, cortarlos

partir los versos en tiras

devorarlos (como espaguetis)

ferozmente, vorazmente.

Que se escurran por mi boca

que saliva y tinta se fundan

llenarme el estómago

 

que tus palabras lleguen a mis intestinos y a mi sangre

porque no encuentro otro lugar dónde colocarlos más que ahí.

 

Porque quiero ponerte en algún sitio pero no en mi cabeza: 

porque ahí yo ya no entiendo

porque ahí yo no lo logro

porque ahí no puedo más.



viernes, agosto 28, 2020

 

Con palabras confeccionamos a diario nuestra comprensión del mundo que nos rodea. La cosmogonía de cada uno se ve limitada o expandida por las dimensiones de su vocabulario. Tejemos un punto tras otro al ir anotando palabras, y como Penélope podemos armar una larga bufanada destejible, con intención espurio, o emprender la confección de alguna prenda más compleja. 

 

Luisa Valenzuela en Escritura y secreto 

 

 

 

martes, agosto 04, 2020





No he escrito en mucho tiempo y siento que mis dedos se entumecen. Pero no me refiero a los de las manos, sino unos que tejen dentro de mí palabras.



He pensado mucho sobre todo lo que quiero escribir ¿eso cuenta?



¿Será que en el proceso de pasar de los pensamientos a las palabras se fuga algo? O en sentido contrario: ¿la forma de las palabras, ramificadas en letras, además de darle sentido, enriquece lo que se alberga en nuestro cuerpo y que llamamos ideas?


No lo sé. Mis dedos ahora solo balbucean –los de dentro de mí y los de mis manos, que ejecutan instrucciones, cual cadáver en manos de un titiritero–.



miércoles, julio 15, 2020


"Agarrar una escoba y barrer me limpia el alma; agarrar una hoja de papel y escribir me la aliviana" 



miércoles, mayo 13, 2020




Anne Carson en Autobiography of Red

He came after Homer and before Gertrude Stein, a diffi-cult interval for a poet. Born about 650 B.C. on the north coast of Sicily in a city called Himera, he lived among refugees who spoke a mixed dialect of Chalcidian and Doric. A refugee population is hungry for language and aware that anything can happen. Words bounce. Words, if you let them, will do what they want to do and what they have to do. Stesichoros’ words were collected in twenty-six books of which there remain to us a dozen or so titles and several collections of fragments. 





La libertad de un blog.






About originality:


I am not an original person. What a shame. 








As she traveled deeper into her own solitary state, she came to understand viscerally what she had before considered only with her reasoning. She had always known that the bonds of human connection are fragile, subject to time, circumstance, and the mystery of slowly altering sympathies, but she had never before doubted that making connection was the norm; it represented a defining trait: the need of intimacy. To make connection was to be in a state of normality. Conversely, to find oneself alone, an isolate without steady or permanent attachment, was –and this, too, she had never doubted– to lay oneself open to the one thing people were pathologically ashamed of being charged with: abnormality. Now, suddenly, it flashed on her that it was loneliness that was the norm. Connection was an ideal: the exception, not the rule, in the human condition
 
Much in her life might have contributed to this insight –a disappointing marriage, friendships that had run their course, a passion for motherhood that had also run its course– but more than any of these experiences it was this one, the irreversible separateness she now felt within the ranks of her own movement that supplied the emotional proof: not only is no attachment reliably enduring, but when the most intimate and solid-seeming are dissolved, we experience a sense of aloneness that, surprisingly, is not alien; it is almost as though we feel ourselves returned to some earlier condition. It strikes us then-and this was the revelation –that we are embarrassed by the “return”. It marks us, in our own eyes, as failures at doing life. We shrink from confiding the embarrassment to a living soul, even the nearest of intimates. The reticence creates a distance between ourselves and all others. Inside the distance in the innermost being, we remain solitary. As we grow older, the solitariness increases. Staton looked hard and what she was seeing, and she thought, How unspeakable, then, that worldly arrangements should contribute to the forlornness of one’s natural state! Politics is meant to mitigate the misery to which the human condition consigns us, not add to it.


Vivian Gornick about Elizabeth Cady Staton 


 

sábado, mayo 09, 2020




Desde niña tengo este sueño recurrente: me persiguen. Zombies, secuestradores, asaltantes, robachicos, narcotranficantes, la policía, etc.  No mencionaría esto si no llamara mi atención que también todo este tiempo di por hecho que todas las personas soñábamos con lo mismo, Hasta que, últimamente que he platicado con amigxs acerca de sus sueños, he notado que no es así.


miércoles, mayo 06, 2020





Con la edad, me ha sucedido que ya no puedo ver a corta distancia. Cuando me acercan a los ojos la pantalla de un celular para mostrarme algo, tomo distancia con el rostro y con la mano lo alejo hasta enfocarlo.
Recuerdo que mi mamá empezó a hacer lo mismo cuando tenía la edad que ahora yo tengo, y fue progresivo. En mi caso, también ha sido progresivo, cada vez necesito mirar desde más lejos. En distancia y en tiempo.


Hoy, dos notas:



Algo que las personas podemos hacer muy bien es viajar en el tiempo. Yo lo hago con frecuencia. Me gusta volver al pasado, transitarlo, revisarlo desde distintos ángulos. Acceder a él sin etiquetarlo como recuerdos: ¿qué diferencia tiene del presente? si ambos son sistemas complejos de representación que nos fabricamos para entender lo que sucede en el mundo; si ambos tiempos son imágenes en nuestra mente, películas instantáneas en las que convertimos los estímulos que alcanzamos a codificar del mundo que nos rodea. 

*

Las fotografías no son los recuerdos. (Pero los recuerdos sí son imágenes, no solo visuales). Algo muy perverso que hemos hecho con la fotografía es usurpar con ellas el lugar de los recuerdos.  Las fotos de bodas, de graduaciones, cumpleaños, quinceaños,  los asados en el jardín, etc. son solo fragmentos diminutos de algo. NO son los recuerdos. 




martes, abril 14, 2020



Una vez fui a una inauguración a una galería de arte contemporáneo y platiqué con uno de los artistas que presentaba su obra. Una de sus piezas era una imagen fotográfica de unos 50 x 30 cm en la que se veían varios puntos blancos y grises esparcidos sobre un fondo negro. Era una fotografía de los residuos de goma que habían surgido al dibujar con lápiz otras de las piezas que exhibía. 

Cuando pienso en esa pieza no logro ponerme de acuerdo conmigo.

Yo 1:  Se necesita un ego muy grande para creer que eso es arte.
Yo 2:   Los detalles de la vida cotidiana también pueden ser arte.
Yo 3:  ¿Qué es el arte?
Yo 4:  Tengo hambre




Tres top dans ma vie il a été tres tard
Marguerite Duras


No basta llegar, hay que llegar a tiempo; al contrario de lo que dice la voz popular. Pues a veces, llegar tarde es como no llegar.

*

En la nueva serie de Netflix, Unorthodox, el sueño de la protagonista, Esty, es ingresar a un conservatorio como estudiante de piano. Para poder hacerlo, tiene que concursar por una de las pocas becas que ahí otorgan; y las cuales, a su vez, están reservadas para unas cuantas de las muchas sumamente talentosas personas que compiten entre sí.

Etsy logra que le asignen una fecha para poder audicionar, sin embargo, una noche antes de la audición, toca para sus amigos, estudiantes del conservatorio. Sus amigos y amigas la escuchan por primera vez; nunca antes la habían escuchado tocar. Sus caras, en un inicio, muestran entusiasmo, luego, a lo largo de que avanza la melodía, sus semblantes van cambiando, se ven sorprendidos, decepcionados y preocupados, pues como una de entre ellos finalmente se atreve a decirle: Etsy no toca lo suficientemente bien como para obtener una beca.

Etsy creció en una comunidad judía ortodoxa en la que a las mujeres, entre otras prohibiciones, no se les permitía estudiar música. Aprendió a tocar de manera clandestina y descubrió, a una edad avanzada para poder hacer una carrera en la música, que la música era su pasión. Pues, como la misma chica que se atreve a decir lo que realmente pensaba le dice, todos los que están en el conservatorio han pasada años tocando, la mayoría desde muy pequeños y no hay manera de que Etsy pueda lograrlo. No hay manera de que su pasión y esfuerzo reemplacen los años que los demás le llevan de ventaja practicando.

*

He platicado acerca de la serie con varias de mis amigas. Hemos compartido nuestras impresiones y todas hemos coincidido en que nos ha conmovido sumamente. Sin embargo, a cada una de nosotras ha sido por aspectos distintos. Hay a quienes, la parte del matrimonio impuesto les ha indignado en sobremanera; a otras, la parte de la sexualidad, etc. A mí, además de lo anterior, una de las partes que más me conmovió es la que antes conté, acerca del tiempo no recuperado; acerca de lo difícil que es competir en un mundo donde estandariza tiempos y experiencias de vida. 

En la serie, aunque aún no se sabe qué pasará con la carrera musical de Etsy, todo apunta a que logrará ingresar al conservatorio e insertarse profesionalmente en la música. La ficción se impondrá, se alcanza a ver. Aún cuando la serie está basada en un libro autobiográfico, Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots de Deborah Feldman.  No me refiero a que los hechos narrados por Fedlman en sus memorias no hayan sucedido y eso lo haga una ficción. Me refiero a un cierto tipo de ficción que impera en las biografías y autobiografías que vemos en series, películas y leemos en libros, y que es, en gran medida, lo que las hace atractivas. Es una ficción que tiene lugar en la vida real y no tiene que ver con la literatura. Esas vidas se vuelven literatura, o al menos libros o películas por lo extraordinario en ellas; su singularidad es una forma de ficción. 

A pesar de que los hechos narrados en sus memorias sucedieron, las experiencias narradas por Feldman son ficción en la vida diaria. Una especie de fairy tale en la vida real. En la vida que vivimos la mayoría de personas, lo que realmente sucedería, y así sucede, es que, a pesar de sus esfuerzos y su pasión, Etsy no lograría insertarse ni alcanzar sus sueños pues no estaría lista para competir con aquellos que le llevan años de ventaja, incluso generaciones previas.

En fin... no lo sé, tal vez me equivoco, pero al menos así ha sido para mí. 



sábado, febrero 15, 2020


El futuro 


Siempre es el futuro. Siempre llegamos a él. Es el único tiempo que existe. ¿Quieres saber cómo se conoce el futuro? Solo recuerda qué pensabas hace diez años. Qué te preguntabas en ese entonces: ¿cómo será mi vida? ¿en qué trabajaré? ¿disfrutaré lo que haga? ¿a qué le temeré? ¿seguiré viviendo en donde ahora vivo? ¿aún vivirá toda la gente a la que ahora amo? ¿estaré casado/a? ¿me sentiré feliz? etc.  Ahora, responde a esas preguntas. Este momento es la respuesta a tus preguntas. Eso es el futuro. La paradoja del futuro es que sólo se puede llegar a él a partir del pasado.

Nota 1: A diferencia de lo que con frecuencia se cree, el futuro no cambia, el pasado sí: lo que nos contemos de él.

Nota 2: El futuro que importa es la relación entre las preguntas que decides hacerte y las respuestas que puedas darles.









martes, enero 21, 2020

Brittany Howard - Stay High (Official Live Session)



hace mucho que no me gustaba tanto un disco