miércoles, junio 03, 2015




La obra de Muñoz nos habla de la memoria, de cómo se diluye con el tiempo. Sin embargo a sus imágenes es difícil borrarlas de la memoria. Ésta es una de esas que no se borra, se queda en quien la ve. Al menos a mí me ha acompañado por mucho tiempo,  a veces muy presente, a veces un poco diluida.





Estuve por mucho tiempo pensando en cómo tomar una foto que remitiera a ésta imagen. Después de múltiples intentos, el resultado fue esta foto, a la que llamo Punto de partida.




El día que la tomé estuvo sonando mi teléfono toda la tarde y yo no podía contestar, no quería interrumpir el proceso de la toma. No fue fácil: necesité varias horas e incontables disparos de la cámara. Al día siguiente me enteré de que quien me estuvo llamando fue mi hermana,  quien vive en Berlín. Cuando le expliqué el porqué no había contestado, después de unos momentos de silencio me dijo a la vez con cariño y a la vez sorprendida, "¿te escuchas tú misma cuando hablas?…¡¿no me contestaste porque estabas tomando una foto de tu mano?!". 



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