jueves, septiembre 04, 2025


 Consideraciones se deben tomar cuando se hace una consulta al I Ching:



  1. No se deben formular preguntas dicotómicas (que se contesten con Sí o No).
  2. Siempre se deberá de preguntar en primera persona, nunca en nombre de alguien más.
  3. La pregunta deberá tener la intención de conocer algo de sí mismx en relación con el mundo y el universo.
  4. El I Ching no predice el futuro, ayuda a entender el presente, incluso cuando se le pregunta acerca del pasado.
  5. El I Ching no nos dice nada nuevo, sino ayuda a verbalizar lo que ya sabemos. La información que nuestro cuerpo y alma guardan. 
  6. La pregunta que se formule debe ser sincera y  nacer de una necesidad real.
  7. El I Ching son metáforas, imágenes, escenas a veces misteriosas, no siempre es fácil de descifrar, implica esfuerzo y apertura.
  8. A veces, su respuesta puede ser avasalladora. Otras, de plano, no contesta. 
  9. Muchas veces no es clara su respuesta, pero la poesía con la que describe el mundo basta para verlo de una manera distinta: más brillante y espeso.
  10. Si se tiene suerte, una sola palabra puede contener todo lo que necesitábamos escuchar.



 

Summer

Last summer, two discrete young snakes left their skin
on my small porch, two mornings in a row. Being

postmodern now, I pretended as if I did not see
them, nor understand what I knew to be circling

inside me. Instead, every hour I told my son
to stop with his incessant back-chat. I peeled

a banana. And cursed God—His arrogance,
His gall—to still expect our devotion

after creating love. And mosquitoes. I showed
my son the papery dead skins so he could

know, too, what it feels like when something shows up
at your door—twice—telling you what you already know. 
 
Robin Coste Lewis en Voyage of the Sable Venus


sábado, agosto 30, 2025

martes, julio 22, 2025

 

El oficio de limpiar, el caos y la escritura

Pocas cosas disfruto más que limpiar mi casa. Levantarme temprano para aprovechar la luz matutina amarilla que entra por el baño y limpiar cada una de las líneas de pegamento que separan los mosaicos de la pared y el piso. Barrer la alfombra y caminar de puntitas por las orillas para no pisarla y no estropear la superficie parejita de los pelos volteando todos hacia un mismo lado. Contemplar el fregadero vacío, los trastes en su sitio, la mesa brillante y las hojas de las plantas limpias; ya es el paraíso cuando logro sacar la basura ese mismo día. Después de esto, contemplo desde diferentes ángulos mi obra; luego, me gusta dormir, siento que floto junto con las partículas de los aromas de pinol y jabón Roma y Zote que se difuminan poco a poco. 

Creo que las personas a las que no les gusta limpiar porque lo relacionan con el trabajo y la explotación (en las mujeres lo entiendo, pero en los hombres... no se pasen...) se pierden de practicar una metodología aplicable a cualquier disciplina del orden y de la satisfacción de la recompensa por un trabajo duro y la sensación de que estás cuidando de ti y del espacio que te permite habitar y relajarte. 

Siento algo similar cuando escribo, le pongo orden al alboroto de las ideas en mi cabeza y al caos de las emociones atoradas en mi pecho y en mi garganta con carraspera. Luego contemplo el orden de las letras, los puntos y las comas y siento también que floto entre aromas y texturas organizados armoniosamente. 

Luego, la casa se ensucia nuevamente, en un par de horas o en días. Pero esto es importante y no debe ser decepcionante porque nos recuerda que la falsa idea de la quietud y estabilidad que siempre estamos persiguiendo --el momento preciso en que ya encontramos el trabajo, la pareja, la casa, el peso, el cabello o la piel perfecta, o que ya estamos libres de deudas y pendientes-- es solo una sensación momentánea, como cuando terminaste de limpiar o pusiste punto final a un texto, pues luego vuelve el caos, el desorden, los pendientes, los pleitos y más emociones e ideas a las que nuevamente hay que llevar a la página para peinarlas, pulirles los zapatitos, cortar sus uñas, coser las bastillas, etc. 


lunes, julio 21, 2025



Cualquier persona medianamente cuerda, con cierto acceso a la educación y cierto acceso internet, sabe hoy que ha llegado tarde a todo. Se ha escrito muchísimo (y muy bueno, si una busca bien) sobre cualquier tema que a una se le ocurra, y pretender decir algo sensato es enredarse en infinitas citas para descubrir que, quizás, no hacía falta que se tomara la pluma. Es difícil no envidiar, como persona que escribe, la intrepidez con que se podía afirmar cualquier cosa antes de la academización de todo; era la época de los exploradores de los territorios, pero también de los temas, cuando el solo hecho de haber ido a alguna parte o de haberse dedicado un par de meses a estudiar algo te volvía una fuente valiosa, porque no había nadie que le hubiera dedicado veinte años a ese tema ni maneras de leer desde tu casa sobre lo que pasaba en cualquier parte del mundo. La voz de Virginia tiene la limpieza de esa valentía: la elegancia de quien no tiene que atajarse nada ni necesita llenar todo de notas al pie porque no ha habido tantas otras antes que ella.

Un millón de cuartos propios, Tamara Tenenbaum 



domingo, julio 20, 2025

 


...a woman must have money and a room of her own if she is to write fiction; and that, as you will see, leaves the great problem of the true nature of woman and the true nature of fiction unsolved. 



Virginia Woolf 








lunes, junio 09, 2025

 


Las Kodak girls




En las décadas del veinte y treinta del siglo pasado, la empresa Kodak  cambió el público a quien iba dirigida la publicidad de las cámaras portátiles, de las familias giró y se dirigió ahora hacia las mujeres independientes, considerándolas principales usuarias de la nueva tecnología. Esta publicidad "autorizaba" a las mujeres a andar en los espacios públicos y retratarlos, interpretar el munto a través de su mirada. La tecnología le daban a la mujer un "derecho a mirar" que antes no tenía y que Kodak aprovechó al máximo en su publicidad. 


lunes, mayo 26, 2025

Rufige Kru aka Goldie - Ghosts of My Life (1993)

 Mujeres que molestan mujeres


Hay mujeres de manos largas que molestan a las mujeres de manos cortas. Desde lo lejos, extienden sus largos dedos hasta alcanzarlas. Les pican las costillas, les jalan las greñas, les tapan la boca, las toman de las pantorrillas para hacerlas tropezar, les pican los ojos, las ahorcan, las abofetean, las aprietan de las muñecas, etc. Cuando una mujer de manos cortas se ha ganado el odio de una mujer de manos largas, en cualquier momento puede sufrir un ataque. 


Tuve una vez una jefa de manos y dedos muy largos. Su piel estaba cubierta de manchas porque ya era vieja. Sus dedos deformes llevaban anillos de oro con rubíes y esmeraldas. Aunque yo me encontraba lejos de ella, en otro edificio, en otra colonia o en otra ciudad, sus manos me alcanzaban. Me tapaban la boca y nariz para que no pudiera hablar ni respirar. A veces me pellizcaba o me clavaba las uñas. En las puntas, sus dedos tenían pequeñas boquitas con dientecitos que me mordían y arrancaban trozos de piel. Por mucho tiempo llevé moretones y heridas abiertas todo el tiempo. Yo trataba de esquivar sus ataques pero pocas veces lo lograba, mis manos eran demasiado pequeñas para sostener las suyas, además, ella tenía un séquito de mujeres de manos pequeñas, pero de ojos y orejas grandes, y de odios y miedos aún más grandes que la ayudaban. Le avisaban cuando yo estaba desprevenida o me empujaban entre varias a un sitio en el que mi jefa pudiera mejor alcanzarme y jalonearme y sacudirme.


Terminó aplastándome de un manotazo. Un día que estaba molesta porque hacía calor, y en el que su asistente le había servido el café muy caliente, su chofer había llegado tarde y  había pisado un charco por accidente llevando sus zapatos de gamuza miel que tanto le gustaban y que había comprado en un viaje a Chicago con su esposo. 


Me gané su odio no por tener manos pequeñas sino por no sentir vergüenza por ello; por no pedirle perdón cada vez que me llamaba a su oficina y presentarme ante ella con manos tan cortas; por no codiciar sus largos dedos y todas sus habilidades. Por no alabarlos, como lo hacían las otras mujeres, las que me utilizaban para entretenerla: se arrodillaban cuando ella pasaba y siempre la acompañaban y seguían a todos lados. Hay un nombre para las mujeres de manos cortas que apoyan a las mujeres de manos largas, así las llamamos, pero hoy no lo voy a escribir.