A Heráclito de Éfeso, en uno de
sus diálogos, Platón lo parafrasea diciendo que dijo «Ningún hombre puede
bañarse dos veces en el mismo río». La lectura de Platón de las palabras del
filósofo oscuro, como también se le conoce a Heráclito, devino en una lectura posterior
y continuamente errónea de éste pues a partir de entonces se ha puesto énfasis
en el río, en su constante cambio y en su intrínseca imposibilidad de alguna
vez ser el mismo.
La frase original de Heráclito señalaba que “En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]”. (Diels-Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12). El énfasis original estaba puesto en las personas. Somos nosotras quienes no podemos ser las mismas por más de un instante y era este el misterio que, al parecer, fascinaba a Heráclito.
La frase original de Heráclito señalaba que “En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]”. (Diels-Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12). El énfasis original estaba puesto en las personas. Somos nosotras quienes no podemos ser las mismas por más de un instante y era este el misterio que, al parecer, fascinaba a Heráclito.
Probablemente
Platón pensó que el río también podría ser una metáfora de las personas.
Otra
metáfora del cambio y de las personas podría ser una casa. ¿Podríamos decir que
nadie entra en la misma casa dos veces? Desde luego, si continuamos con la
inquietud de Heráclito, se puede decir que una vez cruzada una puerta somos
micromomentos más viejos o viejas que antes de hacerlo. Y ¿la casa? Esta
también envejece. Pero no solo eso, si consideramos que una casa no es solo sus
muros, ni la tierra que enmarcan, sino su aire, principalmente el aire que ahí
flota, pues es esto lo que en verdad siempre habitamos. Entonces una casa es
tan escurridiza como lo es un río y las personas somos tan poco constantes como
ambos. Y si personas y ríos somos tan similares, entonces la falsa paráfrasis
de Platón es irrelevante.
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