sábado, febrero 22, 2014
Sólo por un breve instante da sus frutos el árbol de nísperos. A uno le gustaría creer que una vez amarillos y maduros, éstos se quedaran pendiendo de sus ramas entre las verdes hojas por siempre. Una vez más caen, como es habitual del tiempo, y pasan los peatones por la acera y los pisan y las llantas de los carros los atropellan y arrastran a lo largo de la calle.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario