lunes, febrero 15, 2010

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Fotografía hablada

Junto a la ventana un cúmulo de pelusas que brillan en las mañanas cuando el sol entra.

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martes, febrero 09, 2010



de las manos y el destino

Una vez mientras caminaba en la calle una mujer que vestía una pañoleta roja en la cabeza, vino hacia mí y de la nada me pidió que le mostrara mi mano izquierda, con miedo y sin pensarlo accedí, luego, después de pronunciar con una voz opaca algunas palabras extrañas dirigidas a mi mano me dijo que acababa de lanzarme un maleficio y si no le daba algo de dinero, no recuerdo cuánto, no revertiría aquel sortilegio. Arrebaté de un golpe mi mano que yacía entre las de ella, arrugadas y sucias, y corrí hasta perder el aliento, esperando salvarme de algo, como si con ello lograra que aquella hechicería no hubiera sido nunca pronunciada. Lo que pasó después no sé si se debe a aquel embrujo o si ya desde antes era mi destino: zarpar en un barco y que éste se hundiera, salvarme milagrosamente y ser rescatada por un barco pirata, luego ser vendida como esclava en el desierto -que después me enteré era el Sahara en Marruecos, escapar con la ayuda de un bereber, a quien no sé por qué antes de separarnos le robé una de las piedras que él traficaba y que luego me sirvió para pagar con ella mi pasaje a España, algo de comida y un tatuaje que en Fez pedí que me hicieran, en la misma mano de la maldición, esperando tal vez con esto contrarrestar el maleficio. Al llegar a Algeciras en la oficina de migración me detuvieron algunas horas dudando de mi identidad y de mi historia, luego el hombre que me entrevistaba detuvo su mirada en el tatuaje de mi mano y como por medio de un encantamiento y sin preguntar más me dejó pasar. Con los días aquel tatuaje marrón, que era la única prueba que me hacía confiar en mi memoria y el recuerdo de esos días, se fue borrando hasta desaparecer.


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domingo, febrero 07, 2010

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La Felicidad como la conocimos entonces, era una especie de bola de fuego blanco que no quemaba, que brillaba intensamente y sin embargo no lastimaba la vista. Así era en ese entonces la Felicidad, una única esfera luminosa para todas. Todas la anhelábamos, pero al ser indivisible, nos turnábamos para poseerla. Nos reuníamos una vez a la semana y nos sentábamos en círculo alrededor de la esfera; la dejábamos flotar al centro mientras nosotras llevábamos a cabo lo necesario para que ella eligiera con quién irse esta vez. Ella, la esfera, escogía a su compañera de la semana. Primero conjurábamos en nuestra propia lengua, después la alternábamos con un idioma extraño gutural con el que se comunica la gente del otro lado del mar; luego compartíamos los alimentos, hechos especialmente para la ocasión y finalizábamos con cantos, algunas veces acompañábamos los cantos con cuerdas. Así se decidía quién volvería a casa con la Felicidad en su bolso.
...Recuerdo que cuando me uní a aquellos rituales buscaba lo mismo que las otras, sin embargo muy pocas veces aquella bola de fuego me eligió a mí. Hasta ahora no entiendo cómo funcionaba su voluntad. Luego otros compromisos, los quehaceres diarios, la familia, el tráfico, las inundaciones, en fin, la vida nos hizo ser menos constantes en el ritual hasta que cesamos por completo. No recuerdo al final quién se quedó con la esfera. No fui yo.

sábado, febrero 06, 2010



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I'm afraid of Saturday nights,
They remind me how I hate Sundays,
I'm never happy on Sundays.

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jueves, febrero 04, 2010

obsesiones I

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insomnio
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definiciones propias
insomnio: frecuentemente de noche, el insomnio se presenta como aliado cuando uno quiere indulgentemente -sin la prisa que el día conlleva- espiar a los otros, quienes plácidamente duermen y no se imaginan que alguien sigilosamente visita sus fotos o sus blogs.