La nieve es más suave de lo que la recordaba. Los copos más perfectos y caprichosos aún de los que habitaban mis recuerdos. Berlín 2008-2009. La espera. La duda. Los recuerdos. Yo. TúUstedElEllaNosotrosVosotrosUstedesEllosEllas. Yo. Una noche fría. Un caminar a lo largo del muro preguntándose el sentido de una vida entre millones. Una vida sin importancia. La importancia de la vida. El amor. El deseo. El no poder recordar. Sus manos. Sus labios. Paris. La nieve desaparece de Paris cuando hemos decidido caminar por el Sena sobre la nieve, sin embargo el sol, sin embargo el froid de canards. Lo imposible. La nieve ¡Por fin! Caminamos bajo la nieve, parecía como si nos hubieran rociado con azúcar. Como arena blanca cayendo del cielo en pequeñas cantidades. Como un salero enorme en el cielo. Era la nieve, su primera vez en la nieve. La mía no la primera, sin embargo aún algo exótico y anhelado. En mis recuerdos: suave como la nieve. Suave y… suave. Un cigarro. Un ça va? Y otro y otro. No ça ne va pas. J’ai dit. No ca ne va pas! Je fume. Il ne faut pas fumer. Je lui manque. On fume malgre la resolution de nouvelle anne. Pas la mienne. Pour etre avec moi. Merci. Las fotos de la nieve a través de la ventanilla del avión. Era aún de noche y dejábamos Berlín. Yo podría bien vivir en Berlá. Si conociera el idioma, por supuesto. Si tuviera con quién caminar. Si Berlín no tuviera las paredes pintadas con graffitis no quisiera vivir en ella. Sin embargo las tiene, sin embargo me attira. París. Todos quisieran vivir en Paris. Yo también, pero Berlín… En Berlín me acordé poco. El frío a veces congela los recuerdos. La memoria se vuelve como un refrigerador que guarda los recuerdos. Du vin chaud. Il est venu. Est partie. Moi je ne rest pas avec moi. Je pars aussi de moi même.
viernes, febrero 27, 2009
La nieve es más suave de lo que la recordaba. Los copos más perfectos y caprichosos aún de los que habitaban mis recuerdos. Berlín 2008-2009. La espera. La duda. Los recuerdos. Yo. TúUstedElEllaNosotrosVosotrosUstedesEllosEllas. Yo. Una noche fría. Un caminar a lo largo del muro preguntándose el sentido de una vida entre millones. Una vida sin importancia. La importancia de la vida. El amor. El deseo. El no poder recordar. Sus manos. Sus labios. Paris. La nieve desaparece de Paris cuando hemos decidido caminar por el Sena sobre la nieve, sin embargo el sol, sin embargo el froid de canards. Lo imposible. La nieve ¡Por fin! Caminamos bajo la nieve, parecía como si nos hubieran rociado con azúcar. Como arena blanca cayendo del cielo en pequeñas cantidades. Como un salero enorme en el cielo. Era la nieve, su primera vez en la nieve. La mía no la primera, sin embargo aún algo exótico y anhelado. En mis recuerdos: suave como la nieve. Suave y… suave. Un cigarro. Un ça va? Y otro y otro. No ça ne va pas. J’ai dit. No ca ne va pas! Je fume. Il ne faut pas fumer. Je lui manque. On fume malgre la resolution de nouvelle anne. Pas la mienne. Pour etre avec moi. Merci. Las fotos de la nieve a través de la ventanilla del avión. Era aún de noche y dejábamos Berlín. Yo podría bien vivir en Berlá. Si conociera el idioma, por supuesto. Si tuviera con quién caminar. Si Berlín no tuviera las paredes pintadas con graffitis no quisiera vivir en ella. Sin embargo las tiene, sin embargo me attira. París. Todos quisieran vivir en Paris. Yo también, pero Berlín… En Berlín me acordé poco. El frío a veces congela los recuerdos. La memoria se vuelve como un refrigerador que guarda los recuerdos. Du vin chaud. Il est venu. Est partie. Moi je ne rest pas avec moi. Je pars aussi de moi même.
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