viernes, agosto 01, 2008


Bitácora de una despedida temporal
Día dos

Hoy es el cumpleaños de mi papá. Por la mañana le llamé para felicitarlo, andaba en la calle y casi no me escuchaba, así que no le pude decir mucho, sólo le deseé un buen día. No lo sé, tal vez tampoco le hubiera dicho mucho si el ruido no hubiera interferido. No le hubiera dicho que cuando lo recuerdo siempre el aroma de tabaco en sus manos está presente, que hay ciudades a las que aprecio más que otras sólo porque en ellas las coincidencias de la vida nos han juntado.

Una vez frente a un lechero en la Parroquia mi papá me hablaba de los días más felices de su vida. Uno de ellos fue un cumpleaños, en el que él, mi mamá y yo conocimos la suavidad de la nieve. Recuerdo que ese día frente al lechero yo dudaba de cualquier sistema de conteo de felicidad en la vida. Sin embargo los días que con más cariño recuerdo son los días en que mi papá cumple años.

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