viernes, agosto 28, 2020

 

Con palabras confeccionamos a diario nuestra comprensión del mundo que nos rodea. La cosmogonía de cada uno se ve limitada o expandida por las dimensiones de su vocabulario. Tejemos un punto tras otro al ir anotando palabras, y como Penélope podemos armar una larga bufanada destejible, con intención espurio, o emprender la confección de alguna prenda más compleja. 

 

Luisa Valenzuela en Escritura y secreto 

 

 

 

martes, agosto 04, 2020





No he escrito en mucho tiempo y siento que mis dedos se entumecen. Pero no me refiero a los de las manos, sino unos que tejen dentro de mí palabras.



He pensado mucho sobre todo lo que quiero escribir ¿eso cuenta?



¿Será que en el proceso de pasar de los pensamientos a las palabras se fuga algo? O en sentido contrario: ¿la forma de las palabras, ramificadas en letras, además de darle sentido, enriquece lo que se alberga en nuestro cuerpo y que llamamos ideas?


No lo sé. Mis dedos ahora solo balbucean –los de dentro de mí y los de mis manos, que ejecutan instrucciones, cual cadáver en manos de un titiritero–.