Más que por fechas o por meses, me gusta medir el tiempo con estaciones. Así, ahora escribo un correo a una amiga y le cuento que el año pasado, en la primavera tal o cual cosa sucedió. No podría precisar el mes y mucho menos el día, pero recuerdo cómo era el clima, la calidez del viento, qué árboles florecían y la ropa que vestía, así, de esta manera puedo afirmar sin duda alguna que el momento del que hablo es la primavera.
Hay ciertas mañanas en las que a uno le lleva horas encontrar entre el entramado un hilito que lo impulse a levantarse.