viernes, julio 22, 2016



Ella es agua de lluvia –como su nombre, tan lleno de líneas que caen verticales (is y eles)–. Entra por las rendijas de la casa, por las ventanas abiertas, por los horizontes que se abren entre puertas y pisos. Me dice que desde que llegó a O sus ojos solo ven nubes y a veces las retrata. Luego, me cuenta acerca de un lugar llamado Cara de luna en donde a los cronistas del pueblo se les honra con murales. Yo miro la amplitud de sus ojos y veo un cúmulo de suaves y frías formas, las de aquellas nubes que aún flotan en ellos


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